“Aguas grises” como mecanismos de reducción del consumo personal del agua

A nivel mundial los suministros de agua están en riesgo. El incremento de la población; la reasignación del curso de los ríos; la sobreexplotación del agua del subsuelo; la contaminación de fuentes de abasto; el consumo desmedido junto con los efectos de cambio climático, crean un futuro incierto para el agua (Gleick, et. al. 2009). De hecho, investigaciones de la Organización de las Naciones Unidas predicen que para 2025, 1800 millones de personas vivirán en países con absoluta escasez de agua, y dos terceras partes de la población mundial estarán viviendo bajo condiciones de estrés hídrico (Allen, 2015).


Cambiar esta tendencia y diseñar estrategias de solución viables es, hoy día, el principal reto de políticos, académicos, tomadores de decisión y, en general, de toda la sociedad en su conjunto. El problema requiere de soluciones a múltiples niveles y escalas. Entre otras, la reducción del consumo personal de agua es la principal e inmediata medida en la que todos los usuarios participan de manera directa (Cisneros, et. al. 2010).



Sin embargo, ¿cómo podemos reducir nuestro consumo personal de agua? A nivel doméstico, una forma integral para este fin implicaría la captación de agua de lluvia, el uso de baños secos, y la reutilización de aguas “grises”. Esto ayudaría a reducir la dependencia del agua “importada” además de proteger las fuentes naturales de abasto (Estevan y Viñuales, 2000).

Aguas grises y sus beneficios

De acuerdo con la investigadora Laura Allen (ibid.) las aguas grises son aguas provenientes de las lavadoras, regaderas, tinas y lavabos. Son aguas residuales que tuvieron un uso ligero; que pueden contener jabón, cabello, suciedad o bacterias, pero que están suficientemente limpias para reutilizarse en el regado de jardines, limpieza de pisos y banquetas, entre otros usos. Las aguas grises (tratadas o no tratadas) no son lo mismo que el agua reciclada, que es agua de desecho altamente tratada en una planta centralizada de tratamiento.


Reutilizar las aguas grises es un componente importante de las prácticas sustentables del uso de agua, lo cual trae múltiples beneficios:


  • La primera ventaja asociada al reciclaje de aguas grises es, evidentemente, el ahorro de agua fresca y potable. Es por ello que su uso es realmente pertinente en aquellos lugares que por su geografía tengan problemas de sequías, ya que permite reducir la demanda de agua y, por tanto, tener un mayor control sobre el abastecimiento.
  • La reutilización de aguas grises puede conseguir el ahorro de entre un 30% y un 45% de agua potable.
  • En el caso del regado de plantas, al aprovechar esos nutrientes extras de los que hablábamos, reduce las cantidades de fertilizantes que comúnmente se usan para la jardinería.
  • Disminuir el monto de los recibos de agua y la factura por manejo de aguas residuales.
  • Diversificar los suministros de agua municipales y proporcionar una fuente alternativa de agua para diversos usos.
  • Reducir las necesidades de energía y químicos usados para tratar las aguas residuales.


Las aguas grises son una fuente única de agua y deben usarse de forma diferente al agua potable o al agua de lluvia. Estos son algunos lineamientos básicos para el uso de los sistemas residenciales de aguas grises:


  • No almacenes las aguas grises por más de 24 horas. Si almacenas las aguas grises, los nutrientes que hay en ellas empezarán a descomponerse y generarán malos olores.
  • Minimiza el contacto con las aguas grises. Las aguas grises pueden contener patógenos. Todos los sistemas deben ser diseñados para que el agua sea absorbida en el suelo y no esté al alcance de los animales ni de las personas.
  • Infiltra las aguas grises en el suelo: no permitas estancamiento o escorrentías. Necesitas saber qué tan rápido se absorbe el agua en tu suelo para diseñar un sistema adecuado. Las aguas grises estancadas proporcionan oportunidades de reproducción de mosquitos, así como el contacto con animales y seres humanos.
  • Mantén tu sistema lo más simple posible. Los sistemas simples duran más, requieren menos mantenimiento, usan menos energía y cuestan menos. Toma en cuenta que los sistemas de bombeo y filtro requieren de un mayor compromiso y de un mantenimiento constante.
  • Instala una válvula de desvío en un lugar conveniente para permitir el cambio fácil entre el sistema de aguas grises y el drenaje o el sistema séptico.
  • Ajusta la cantidad de aguas grises directamente a las necesidades de riego de tus plantas.
  • Evita utilizar aguas grises para riego si has utilizado productos que contengan sal y sodio (las sales se pueden acumular en el suelo y evitar que las plantas tomen agua) tales como: Boro o bórax, que no es tóxico para las personas, es un componente común en los detergentes ecológicos. Blanqueador a base de cloro: el blanqueador de cloro mata los microorganismos del suelo y puede dañar tus plantas. El blanqueador de peróxido de hidrógeno puede usarse como una alternativa. Evita usar detergentes en polvo porque contienen altas cantidades de sodio. Usa solo detergentes líquidos.



Sigue estos útiles consejos y reduce tu consumo de agua. La participación de todos es vital para garantizar el abasto, presente y futuro, de agua en nuestro Municipio.



María Guadalupe Maldonado López. Departamento de Ecología y Espacio de la Cultura del Agua. SAPAM.


Referencias Bibliográficas.

Allen Laura. 2015. Manual de diseño para el manejo de aguas grises: para riego exterior. Greywater Action (http://www.greywateraction.org). Versión 2. 58 Pp.

Cisneros Jiménez Blanca, María Luisa Torregrosa y Armentia, Luis Aboites Aguilar. 2010. El Agua en México: cauces y encauces. Academia Mexicana de Ciencias. 702 Pp.

Estevan A. y Victor Viñuales. 2000. La eficiencia del agua en las ciudades. Fundación Nueva Cultura del Agua/Bakeaz. 307 páginas

Gleick Peter H; H. Cooley; Michael J; Mari Morikawa, Jason Morrison; and Meena Palaniappan. 2009. The Biennial Report on Freshwater Resources 2008-2009. ISLANDPRESS. Washington, Covelo, London. 373 Pg.



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