Ciclo hidrológico y disponibilidad de agua

¿Cómo circula el agua en nuestro planeta? ¿qué porcentaje de ella se encuentra disponible para el ser humano? Dos preguntas relevantes para explicar los motivos por los que es necesario cuidarla, así como asegurar que los procesos naturales de circulación se mantengan activos.

Aún cuando todos tenemos una idea general de cómo circula el agua en nuestro entorno, lo cierto es que el ciclo hidrológico es un proceso complejo. Involucra cambios en el estado físico del agua, así como el movimiento de la misma a través de los ecosistemas y entre ellos.

Como muchos otros ciclos biogeoquímicos, el protagonista inicial del ciclo del agua es el Sol. Este calienta la superficie de mares, océanos, ríos, lagos y lagunas, lo que evapora el agua y sublima el hielo. A través de estos dos procesos el agua llega a la atmosfera a manera de vapor de agua. Con el tiempo, el vapor de agua en la atmósfera se condensa en nubes y finalmente, por gravedad, cae como precipitación en forma de lluvia o nieve. Cuando la precipitación llega a la superficie de la tierra, tiene tres opciones: puede evaporarse de nuevo, fluir (escorrentía) sobre la superficie o infiltrarse, en el suelo.

En general, son los procesos de evaporación, condensación, precipitación, sedimentación, escorrentía, infiltración, sublimación, transpiración, fusión, y flujo de agua subterránea, los principales procesos que mueven el agua desde un depósito o reservorio a otro. Cabe mencionar que, toda alteración que provoque un cambio en cualquiera de estos procesos tendrá como consecuencia un cambio en su movilidad y ello puede alterar su disponibilidad en una localidad, municipio, estado, región e incluso a nivel mundial (cambio climático).

Ahora bien, si consideramos que el agua es vital para toda forma de vida en el planeta, resulta necesario saber el porcentaje de ella que se encuentra disponible, tanto para los humanos como para todas las demás especies animales y vegetales en nuestro planeta. Al respecto, este dato puede variar de una fuente a otra, pero una visión estandarizada es la mostrada en la figura 1 y detallada en la tabla 1.

De lo anterior podemos derivar que el 97,5% del agua de la tierra es salada y, por lo tanto, no disponible para uso humano. Por otro lado, más del 99% del agua restante está en depósitos subterráneos o en forma de hielo. Así que menos del 1% del agua dulce se encuentra en lagos, ríos y otras formas superficiales disponibles.

Finalmente, podemos concluir que solo alrededor del 0.70% del agua en la tierra se encuentra en áreas susceptibles de ser aprovechadas para uso humano. Sin embargo, y para que ésta este disponible y/o en condiciones para sus distintos usos, aun tratándose de fuentes prístinas, es necesario aplicar una amplia variedad de métodos y técnicas de desinfección, captación, conducción y contención para finalmente ponerla al servicio de la población.

Al considerar el largo y complejo proceso que la naturaleza emplea para dotar de agua a toda forma de vida terrestre, el bajo porcentaje de agua disponible y el alto costo que implica su manejo para consumo humano: es RESPONSABILIDAD de todos cuidar el agua y los procesos que, de su disponibilidad, dependen.

Lic. Juan Kalervo Robles Vartimo. Departamento de Ecología y Cultura del Agua. SAPAM.


Referencias

«Biogeochemical cycles (Ciclos biogeoquímicos)» por OpenStax College, Concepts of Biology, CC BY 4,0; descarga gratis el artículo original en http://cnx.org/contents/b3c1e1d2-839c-42b0-a314-e119a8aafbdd@9,10

Pidwirny, M. (2006). «The Hydrologic Cycle». Fundamentals of Physical Geography, 2nd Edition. Date Viewed. http:// www.physicalgeography.net/fundamentals/8b.html

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